EL ARTE DE NO HACER NADA (Y QUE TODO SALGA MAL)(o por qué una oportunidad ignorada y una oportunidad explotada que explotó… son básicamente primas hermanas)
- Jorge Santa Cruz

- 7 days ago
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Hay dos tipos de personas en la vida:
Los que se lanzan a la piscina aunque no sepan nadar,
Y los que primero quieren saber la profundidad, si el agua está tibia, si hay cloro, si el salvavidas tiene su curso al día, y si por casualidad el universo dejó una señal en forma de paloma que diga “SÍ, BRO, TÍRATE”.
Pero aquí viene mi opinión profesional, emocional y hasta espiritual: da igual.Sí, igualito.Porque una oportunidad nunca ejecutada y una oportunidad que ejecutaste y salió como una película de terror en cámara lenta… son lo mismo.
Antes de que empieces a sudar existencialmente, déjame explicarte.
El mito de “ay, pude haber…”
Hay gente que carga el “pude haber sido” como si fuera un perfume francés: caro, profundo, y que de todas maneras no los llevará a ninguna parte.“No tomé la oportunidad porque tenía miedo.”“No lo intenté porque no era el momento.”“No lo hice porque Mercurio estaba retrógrado, mi perro estaba triste, y el WiFi falló.”
Amor, cariño, luz de mis ojos:No tomar la oportunidad = tampoco lo lograste. Cero. Nada. Ni un sticker de premio por participación.
Y sí, tu futuro ahora es muy imaginado, muy Pinterest, muy “en otra vida sería millonario”.Pero realidad… ninguna.
La otra tribu: los valientes que fracasan con estilo
Luego llegan ellos:Los que sí toman la oportunidad.Los que se lanzan al vacío, abren las alas, y descubren a mitad del trayecto que las alas venían defectuosas.Ahí vas cayendo, haciendo contacto visual con el universo, pensando:“¿Y si mejor no lo hubiese hecho?”
Pero aquí viene lo hermoso de este lado del desastre:Por lo menos lo intentaste.
Y aunque el resultado sea el mismo que el grupo anterior (o sea: no lo lograste), tú tienes algo valiosísimo:una historia.Una cicatriz.Un chiste que contar.Una excusa para terapia.Algo que cerrar, algo con lo que hacer las paces, un aprendizaje, un cierre energético, emocional, astrológico y hasta gastronómico si fallaste haciendo una receta.
En cambio el que nunca intentó nada…pues no tiene ni eso.
Entonces… son lo mismo o no son lo mismo?
Sí:Una oportunidad nunca tomada y una oportunidad tomada que se fue al piso dan el mismo resultado: no pasó nada.Pero hay una diferencia brutal:
La oportunidad ignorada te deja vacío.
La oportunidad fallida te deja vivo.
Porque el fracaso, aunque duela, es un territorio donde al menos dejaste huellas.En el “no intentarlo”, no hay huellas, no hay mapa, no hay nada.Solo polvo, teorías, y la eterna frase de perdedor profesional: “¿Y si…?”
La verdadera conclusión (agárrate):
No tomes una mala experiencia como excusa para no seguir buscando las buenas. No uses un fracaso como certificado eterno de que “ya intenté y no sirvo”.No uses el “no hice nada” como mérito espiritual.
Y aquí entre tú y yo:es más fácil hacer las paces con algo que viviste, que con algo que solo imaginaste.Porque negociar con fantasmas es complicado, te lo digo yo.
En resumen poético para que lo tuitees:
No tomar la oportunidad: cero resultados.
Tomarla y fallar: cero resultados pero con historia.
Tomarla y triunfar: bueno… ahí sí, felicidades, escríbeme un libro.









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