Cagarse en el DT y Otras Formas de Creatividad Colectiva

Lo único que nunca podrás dejar atrás en esta vida es tu cabeza. Puedes perder un brazo, un ojo, un órgano; hasta la billetera, el carro y los zapatos cambian de dueño, pero tu cerebro es tuyo hasta que te apaguen las luces. Y con él, lo inevitable: pensar.

Pensar es la condena y la bendición. Si ya estamos obligados a hacerlo, ¿por qué no usarlo para lo mejor que podemos crear? Ahí entra la creatividad, el verdadero oxígeno. No se trata de huir de los anuncios, ni de silenciar las pantallas. Los ads no son molestos; son pequeños espejos que nos sugieren soluciones que tal vez ni sabíamos que buscábamos.

Cagarse en la madre del director técnico de fútbol en la sala de tu casa es legítimo, porque el deporte es ensayo general de la vida. Una ficción colectiva para practicar cómo desafiamos lo imposible, cómo planeamos jugadas que luego aplicamos al trabajo, al amor, al simple hecho de sobrevivir.

Y mientras muchos dicen que escuchar podcasts es productivo, yo digo lo contrario: un podcast es solo el derrame de un cerebro cansado. Los ads, en cambio, son arte comprimido, persuasión estética, la chispa de un creativo que te lanza un dardo al alma en 15 segundos. Eso sí se parece a enamorarte en un bar al escuchar la voz de alguien que no esperabas.

Imagina un mundo donde las clases fueran anuncios creativos.

Aprenderíamos más rápido, con más ganas, y tal vez por fin nos acercaríamos a esa vibración que algunos llaman divina. Porque, al final, nadie ha escuchado la voz de Dios. Solo hemos visto su creatividad.

Por eso no me molesta que en AMC Theaters los trailers duren 25 minutos. Al contrario, llego más temprano. Son altares modernos: cada anuncio, cada tráiler, es un poema disfrazado de venta.

Y aquí quiero amarrar con algo que Erik Engheim escribió: el crecimiento poblacional no garantiza más innovación. La innovación no es cuestión de números, sino de cómo usamos la cabeza que ya tenemos. Y ahí está el reto: si no puedes despojarte de ella, entonces explótala. Crea, imagina, trasciende.